Journal De Bruxelles - Bajo presión y amenazas, jóvenes ucranianos logran escapar del reclutamiento ruso

Bajo presión y amenazas, jóvenes ucranianos logran escapar del reclutamiento ruso
Bajo presión y amenazas, jóvenes ucranianos logran escapar del reclutamiento ruso / Foto: Olga MALTSEVA - AFP

Bajo presión y amenazas, jóvenes ucranianos logran escapar del reclutamiento ruso

David recuerda la sonrisa burlona de los agentes rusos durante su interrogatorio. Este joven ucraniano estuvo a punto de ser enviado de regreso a Mariúpol, donde temía ser reclutado por el ejército enemigo.

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Después de vivir bajo la ocupación rusa en esta ciudad portuaria del sur de Ucrania, David y su amigo Nikolái huyeron al recibir la convocatoria para cumplir el servicio militar ruso.

En un puesto de control en la carretera, los agentes rusos los amenazaron con acusarlos falsamente de tráfico de drogas si descubrían que los dos jóvenes intentaban llegar a Kiev.

"Estaba sentado allí y pensaba que era el fin, que nos iban a devolver", relata David, de 19 años, a AFP durante una entrevista en la capital ucraniana, adonde finalmente logró llegar.

Este testimonio pone de relieve los esfuerzos de Rusia por reclutar ucranianos en territorio ocupado para combatir en las filas de su propio ejército, y los obstáculos que impone a quienes quieren irse.

El reclutamiento forzoso de civiles en territorio ocupado constituye un crimen de guerra, según los Convenios de Ginebra.

Los dos jóvenes hablaron con AFP bajo seudónimos y no divulgaron todos los detalles de su trayectoria ni de su familia por motivos de seguridad.

Las tropas rusas tomaron Mariúpol en mayo de 2022 tras un asedio devastador de más de dos meses, que causó al menos 22.000 muertos, según responsables municipales ucranianos en el exilio.

Después de la captura, la escuela secundaria de David y Nikolái participó en el reclutamiento para el ejército ruso. Bajo un retrato del presidente Vladimir Putin, el director los recibió como "futuros defensores" de Rusia.

"Me dije: '¿Qué es este disparate? ¿Defensores de qué?'", recuerda David.

- Única opción -

"Su único objetivo es que cada niño ucraniano se convierta en un soldado ruso en el futuro", explica el mediador ucraniano para los derechos humanos, Dmitro Lubinets.

En Mariúpol es arriesgado mostrar abiertamente apoyo a Kiev o manifestar públicamente una identidad ucraniana clara.

David y Nikolái aseguran que estaban decididos a resistir y estudiaron en secreto el programa escolar ucraniano en línea.

"Sabía que el 24 de febrero habían entrado en mi país, nadie podía convencerme de lo contrario. Escuché las explosiones" relata Nikolái en referencia al primer día de la invasión rusa.

Tras el bombardeo atribuido a Rusia, en marzo de 2022, de un teatro utilizado como refugio, Nikolái asegura haberse aventurado en el sótano para constatar los daños.

"Todavía lo recuerdo. Colchones. Cadáveres. El olor a muerte… y moscas", describe.

Este ataque mató a entre varias decenas y varios cientos de personas, según las oenegés Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Cuando llegaron las convocatorias para el ejército, los dos amigos de la infancia decidieron huir.

"No me harán luchar contra el ejército ucraniano, es el mío", afirma Nikolái.

Kiev asegura que el ejército ruso obligó a movilizarse a más de 46.000 ucranianos en los territorios ocupados, de los cuales más de 35.000 provienen de Crimea, anexada en 2014. AFP no puede verificar estas cifras y Rusia no publica estadísticas.

Los reclutas que realizan el servicio militar no son desplegados al combate, pero, según grupos de defensa de derechos humanos, son presionados a firmar contratos militares y enlistarse en el conflicto.

David y Nikolái reunieron sus ahorros, hicieron las maletas y buscaron un medio de transporte.

"Lloraba por tener que dejar mi ciudad natal, pero era mi única opción", explica David.

Durante el control, los agentes rusos los interrogaron por separado durante unas cinco horas. "Empezaron a sonreír, a presionarme, a intentar que cometiera un error", recuerda David.

Le tomaron las huellas dactilares, le preguntaron por qué había borrado fotos de su teléfono y lo amenazaron con acusarlo de portar drogas. Él les aseguraba que quería ir a Rusia.

Finalmente fueron autorizados a pasar y ahora se preocupan por sus amigos que permanecen en Mariúpol.

Uno de sus compañeros de clase quería huir, pero no tenía pasaporte. Para obtenerlo, habría tenido que acudir a la oficina de reclutamiento militar, pero temía ser reclutado de inmediato.

B.A.Bauwens--JdB