

El pescado brasileño sufre como pocos el tarifazo de Trump
Cuando el operario enciende la bomba de agua, centenares de peces criados a repetición suben a la superficie: son apenas la capa visible de varias toneladas de tilapia listas para pasar del estanque al frigorífico, pero con destino incierto por el tarifazo de Donald Trump a Brasil.
Con más del 60% de sus exportaciones a Estados Unidos, la industria del pescado sufre como pocas los aranceles punitivos a productos brasileños aplicados desde el 6 de agosto por la Casa Blanca, y enfrenta un panorama sombrío para las ganancias empresariales y los puestos de trabajo.
Segunda exportadora de tilapia del país, la empresa Fider Pescados tiene 400 estanques de cría y engorde en el río Grande que abastecen a su frigorífico en Rifaina, una pequeña ciudad en el estado de Sao Paulo, donde procesa 9.600 toneladas por año.
Antes del tarifazo, el 40% de ese volumen iba al mercado estadounidense. Desde su entrada en vigor, las exportaciones ya se redujeron casi un tercio y "la expectativa es que las ventas a Estados Unidos caigan a cero, porque con aranceles de 50% son inviables", dice a la AFP su director, Juliano Kubitza.
La tilapia, un pescado de carne blanca, es el más consumido en Brasil y el más exportado a Estados Unidos desde el gigante sudamericano. Del alevín a la góndola, su ciclo demora ocho meses. "No es como el pollo, que lleva 40 días y permite recalcular: la industria del pescado es como un tren en movimiento, no se frena así nomás", lamenta el empresario.
Los directivos de Fider trabajan a contrarreloj para abrir mercados de reemplazo, aunque resignados a que "no existen otros países con el consumo de Estados Unidos".
- "Será un golpazo" -
Fider emplea a casi 500 personas de Rifaina -una ciudad ribereña de 4.000 habitantes- y otros municipios de esta región del norte de Sao Paulo (sureste), el estado más rico y poblado de Brasil.
"Ya comenté con los muchachos: 'Miren que el tarifazo será un golpazo, querramos o no va a repercutir en la producción y en nuestro empleo, porque acá exportamos mucho'", dice Sérgio Secco, un operario de 43 años que lidera un equipo de estanques.
Unos 20.000 trabajadores de la industria del pescado "pueden verse impactados por cortes y suspensiones" debido al tarifazo, según la Asociación Brasileña de las Industrias de Pescados.
Mientras filetea pescado en la línea de producción, Rafaela Ferreira do Nascimento, una trabajadora de 26 años, admite que aunque por ahora no se habló de despidos en Fider, "hay un poco de temor a quedarnos sin trabajo".
En el corto plazo, sin embargo, echar a trabajadores no serviría como solución para la empresa: reducir el personal le impediría procesar a tiempo las toneladas de tilapia que ya tiene listas para salir del agua.
- Abrir mercados, el gran desafío -
Cuando este pescado alcanza un cierto peso en el estanque, debe pasar al frigorífico para su faena, procesado y envío a destino, fresco o congelado.
Estados Unidos consume sobre todo tilapia fresca, cuyo margen de ganancia es mayor.
"Si las tarifas golpean la exportación, habrá que congelar esos volúmenes (originalmente pensados como frescos)", explica Samuel Araújo Carvalho, supervisor de producción.
Kubitza abunda: "Si miramos hacia afuera, hay pocos países a los que podríamos llegar con pescado fresco", por lo que la apuesta inmediata de la empresa es aumentar sus ventas dentro de Brasil, donde ya coloca el 50% de su producción.
Pero un mercado no se conquista de la noche a la mañana. Fider tendrá que salir a competir en una franja de precios por debajo de lo que había proyectado antes de los aranceles.
"Con este asunto de las tarifas, (Fider) vino a ofrecernos un mejor precio, pero ellos siempre nos vendieron caro y ahora no vamos a comprarles", dice el dueño de un restaurante sobre la playa de Rifaina, que prefiere reservar su nombre.
Mientras va detrás de nuevos clientes, la empresa tuvo que suspender un plan de expansión para aumentar en un 35% su producción.
"Los resultados de los próximos meses dictarán lo que haremos el año próximo, pero ahora ya tenemos todo el pescado en el agua: es momento de mantener la sangre fría y buscar a quién vender", concluye su director.
E.Janssens--JdB