Científicos franceses investigan el potencial del ARN mensajero contra el cáncer
Para luchar contra algunos tipos de cáncer, como el de páncreas, uno de los más agresivos, y otras enfermedades, un equipo de investigadores franceses explora las múltiples posibilidades del ARN mensajero, conocido sobre todo por las vacunas anticovid.
El ARN mensajero, presente en todas las células, les permite trabajar para el buen funcionamiento del organismo. Sirve de intermediario entre el código genético del ADN y la actividad de la célula, lo que facilita la producción de proteínas específicas.
"Es una molécula que copia la información del ADN para transmitir un mensaje a la célula inmunitaria: en el caso del cáncer, este mensaje consistirá en estimular la capacidad de los enfermos para combatir eficazmente los tumores", explica a AFP Dimitri Szymczak, director de proyectos del laboratorio ART del instituto francés de investigación INSERM en Orleans, en el centro de Francia.
Aunque el ARN mensajero se descubrió a principios de los años 1960, se hizo conocido a nivel mundial cuando los científicos lo utilizaron para desarrollar rápidamente vacunas de última generación durante la pandemia de covid-19. Estas investigaciones le valieron el Nobel de Medicina a la investigadora húngara Katalin Kariko y al estadounidense Drew Weissman.
La mayor parte de los estudios en este campo se centran actualmente en el desarrollo de vacunas para combatir el cáncer, pero el ARN mensajero ofrece "muchas otras posibilidades", según Chantal Pichon, directora del laboratorio ART.
"Se puede utilizar para reforzar la inmunidad o paliar el mal funcionamiento de una célula (...) en enfermedades metabólicas, enfermedades raras, enfermedades genéticas, alergias...", enumera.
Hoy en día se están llevando a cabo más de "200 ensayos clínicos" sobre el ARN, la mayoría en Estados Unidos, realizados por grandes laboratorios pero también por empresas emergentes, así como en China y Japón, afirma la investigadora.
Pero Francia cuenta con "algunos de los mejores equipos de investigación fundamental que trabajan en el ARN", añade.
En el ART de Orleans, "producimos diferentes ARN, los encapsulamos para poder administrarlos en el cuerpo humano" y "los probamos en células, para verificar que no son tóxicos y que funcionan", detalla Szymczak.
- Destruir el búnker -
El ARN utilizado en los experimentos suele producirse en tubos de ensayo, un proceso costoso que a menudo está patentado por empresas estadounidenses.
Por eso, científicos de este laboratorio están buscando una alternativa mediante la creación de ARN en levadura, lo que podría reducir los costes entre 10 y 50 veces.
Pero estos ARN tienen que limpiarse y comprobarse para garantizar que cumplen los requisitos de la industria farmacéutica.
Un equipo está buscando un nuevo tratamiento para el cáncer de páncreas, "un cáncer temible con una tasa de supervivencia extremadamente baja, debido a que a menudo se diagnostica muy tarde", explica Birane Beye, gastroenterólogo.
"Hemos pasado del 5% en 2000 al 10% actual, es decir, 5 puntos más en 20 años, lo que demuestra que terapias como la quimioterapia o la inmunoterapia no funcionan muy bien", lamenta.
Para intentar avanzar, estos científicos están tratando de combinar una vacuna de ARN con tecnología de ultrasonidos.
"La idea es, gracias al ARN mensajero, enseñar a las células inmunitarias a defenderse contra este cáncer tan agresivo", afirma Beye.
Los ultrasonidos de alta frecuencia, "muy potentes", se utilizan para "provocar vibraciones en el interior de los tejidos que generan burbujas de gas: al explotar, estas burbujas destruyen la barrera que rodea el cáncer de páncreas, que se asemeja un poco a un búnker, y permiten que la vacuna de ARN penetre en el tumor", explica el especialista.
Por el momento, se ha demostrado que la tecnología basada en ultrasonidos puede utilizarse en el páncreas y que mejora los resultados de los tratamientos convencionales. Queda por ver si el ARN mensajero también funciona.
W.Lejeune--JdB