

Chile fracasa en su intento de recuperar la popular merluza
En Valparaíso, los barcos regresan vacíos o apenas cargados después de horas en el mar. "Antes estaba todo lleno", dice Rodrigo Gallardo, un pescador de merluza, uno de los peces más consumidos de Chile, cada vez más escaso pese a los esfuerzos del país por proteger los océanos.
Conocida popularmente como la "pescada", la merluza del Pacífico sur (Merluccius gayi) es el sustento de unos 4.000 pequeños pescadores de Chile, un país con más de 6.000 km de costa y décima potencia pesquera.
Sin embargo, la población de este pez se redujo un 70% en dos décadas, según el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP).
Antes de zarpar de madrugada en su embarcación "Fata II", Gallardo se persigna. El fuerte viento agita el agua en un viaje de siete millas náuticas (13 km) desde la costa en busca de merluzas.
Pero, después de desplegar y recoger el espinel (o línea de captura) con 2.000 sardinas de carnada, logra pescar apenas una.
"Antes no existía eso de que tú te venías de brazos cruzados como hoy día", lamenta a la AFP este pescador de 46 años.
Gallardo culpa a años de normativas que benefician a la industria, que utiliza la "pesca de arrastre de fondo", una práctica que según organizaciones conservacionistas depreda los océanos e impide su recuperación, en especial de la merluza que se captura en aguas profundas.
Su precio relativamente bajo hace que su consumo sea muy popular. Desde 2012 es considerada especie "sobreexplotada" y a partir de 2006 rige una veda, pero solo en septiembre.
- Fallida recuperación -
En 2013, Chile endureció su legislación pesquera.
Se fijaron criterios científicos para determinar las cuotas de captura anuales en base a la biomasa (o peso total). Para la merluza, hoy es de 35.000 toneladas (versus 118.000 en 2001).
Chile avanzó también en la creación de Áreas Marinas Protegidas, que cubren más del 40% de su superficie marina. Consideran santuarios y parques marítimos, y sólo en algunas, se puede pescar.
El país firmó el tratado de Naciones Unidas para la protección de alta mar, uno de los temas centrales de la conferencia de la ONU sobre los océanos en la ciudad francesa de Niza del 9 al 13 de junio, donde Chile aspira a sumar respaldos para lograr que, precisamente, Valparaíso sea sede del acuerdo.
Las políticas le permitieron recuperar el jurel, pilar de sus exportaciones, que había visto reducirse drásticamente su población y volvió a estado "saludable". También al bacalao de profundidad, la jibia y la sardina austral, pero no a la merluza.
El último estudio del IFOP de 2024 detectó una caída (17%) de su biomasa frente al año previo. Es una "diferencia significativa", alerta Patricio Gálvez, experto en el estudio de la merluza.
- Factores en contra -
"La pesca ilegal, la sobreexplotación y el cambio climático hicieron que este pescado que estaba en la mesa de todos los chilenos a un precio barato y era un medio de vida para miles de pescadores artesanales, fuera cada vez más escaso", explica Rodrigo Catalán, director de conservación del Fondo mundial para la naturaleza Chile (WWF).
En 2023, las autoridades incautaron 58 toneladas de merluza ilegal, el segundo mayor decomiso tras la anchoveta.
El amplio consumo fresco en el mercado local y en pocas cantidades le "da una ventaja a la pesca ilegal" de la merluza y hace difícil su fiscalización, según el Servicio Nacional de Pesca.
A nivel ambiental, "Chile ya está experimentando efectos visibles del cambio climático. En la merluza se han observado cambios en su distribución (migración al sur) y reproducción", explica Alicia Gallardo, investigadora de la Universidad de Chile.
Para recuperarla, "hay que dejar de pescar la cantidad que estamos pescando ahora", alerta la directora de la oenegé Océana, Liesbeth van der Meer.
- "No hay pescado"-
Repartir un stock cada vez más pequeño ha generado fuerte tensión: pescadores artesanales han protagonizado violentas protestas para exigir el aumento de la autorización de captura, mientras que la industria amenazó con cierres.
"No hay pescado para tanto pescador", resume la directora de Océana.
En septiembre, el presidente Gabriel Boric pidió al Congreso fijar nuevos porcentajes de captura para 22 especies en favor de la pesca artesanal. En todas hubo acuerdo, pero la merluza demoró.
Recién esta semana se acordó aumentar del 40 al 45% a los artesanales, y rebajar de 60 a 55% a los industriales, sobre el volumen total autorizado.
La empresa PacificBlu pesca poco más de la mitad de la cuota industrial. Su gerente general, Marcel Moenne, había afirmado que ya operaban al "límite" y que de bajar la cuota cerrarían, dejando sin empleo a unas 3.200 personas. Pero tras el acuerdo en el Congreso, revirtió el anuncio.
W.Dupont--JdB