

El nuevo primer ministro francés promete romper con el pasado en plenas protestas
El nuevo primer ministro francés, Sébastien Lecornu, prometió este miércoles una "ruptura" con sus predecesores, al asumir como quinto jefe de gobierno desde 2024, en plenas protestas contra el presidente Emmanuel Macron que dejaron decenas de detenidos.
Su principal misión será elaborar los presupuestos para 2026, teniendo en cuenta que no existen mayorías en el Parlamento, las protestas que reclaman una mayor justicia social y la necesidad de sanear las arcas públicas, cuya deuda ronda el 114% del PIB.
"Se necesitarán rupturas y no solo en la forma (...) también en el fondo", aseguró Lecornu durante la ceremonia de traspaso del poder con su predecesor François Bayrou, que se convirtió el lunes en el segundo jefe de gobierno en caer ante el Parlamento en nueve meses.
Sin dar detalles, el político de 39 años prometió ser "más creativo" y "más serio en la manera de trabajar con las oposiciones", máxime cuando el gobierno carece de mayoría parlamentaria. "Lo conseguiremos", "ningún camino es imposible", agregó.
Macron sumió a Francia en una profunda crisis política en 2024, cuando su fallido adelanto electoral dejó una Asamblea Nacional (cámara baja) sin mayorías claras y dividida en tres bloques: izquierda, centroderecha gobernante y ultraderecha.
Su último episodio fue la caída de Bayrou, cuando buscaba el apoyo de los diputados a su plan de presupuestos para 2026 que preveía recortes por 44.000 millones de euros (51.600 millones de dólares) y la supresión de dos días feriados.
Este plan recrudeció el malestar social y, a través de las redes sociales, se organizó una jornada de bloqueos y manifestaciones este miércoles, a la que seguirá el 18 de septiembre una huelga "masiva" convocada por los sindicatos.
- "Estamos hartos" -
Desde primera hora de la mañana, París y otros ciudades registraron bloqueos de carreteras y de liceos, interrupciones en algunas líneas de trenes y choques puntuales con las fuerzas de seguridad.
En Marsella, miles de personas manifestaron para expresar su "hartazgo" con las políticas liberales del presidente, que llegó al poder en 2017, y pidieron también su "dimisión", constataron periodistas de AFP.
"Estamos hartos de que los más ricos se aprovechen (...) Queremos más salario, trabajamos el doble o incluso el triple, pero no logramos sacar cabeza", se indignó Stéphanie Sarai, una administrativa de 41 años.
Aunque las autoridades, que desplegaron 80.000 agentes, temían un movimiento como el de los "chalecos amarillos" (2018-2019), que sacudió el primer mandato de Macron, las acciones de "Bloqueemos todo" son por el momento limitadas.
"Pensábamos que seríamos más numerosos", confesó Cédric Brun, un tornero-fresador y sindicalista en Valenciennes, en el norte de Francia. "Hay más revolucionarios en Facebook que en la vida real", lamentó durante el bloqueo de una rotonda.
Casi 200 personas fueron detenidas, principalmente en París y sus suburbios, indicaron las autoridades. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, advirtió que no permitirían ningún tipo de degradación o bloqueo.
- Nuevo "método" -
El nombramiento del centroderechista Lecornu, un hombre de confianza de Macron, no calmó los ánimos. "Es una bofetada que nos está dando" el presidente, aseguró a AFP Florent, un manifestante en Lyon. La oposición de izquierdas denunció también una "provocación".
Como muestra de este nuevo "método" que quiere aplicar, podría esta vez aceptar uno de los reclamos de la izquierda: un aumento de la imposición a las grandes fortunas, para intentar garantizarse el apoyo de los socialistas, según un próximo al presidente.
La presión se trasladará el viernes a los mercados. La agencia Fitch debe anunciar si degrada la calificación de la deuda soberana de Francia.
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K.Willems--JdB