Journal De Bruxelles - La energía solar comunitaria, alternativa para los apagones en Puerto Rico

La energía solar comunitaria, alternativa para los apagones en Puerto Rico
La energía solar comunitaria, alternativa para los apagones en Puerto Rico / Foto: Ricardo ARDUENGO - AFP

La energía solar comunitaria, alternativa para los apagones en Puerto Rico

En su casa rodeada por las frondosas montañas del centro de Puerto Rico, Enid Medina Guzmán siempre tiene velas a mano por si se va la luz, algo frecuente en esta isla caribeña. Pero con la instalación de paneles solares, espera que esa pesadilla acabe pronto.

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La ciudad de Adjuntas, de 20.000 habitantes, situada en el centro de la isla, ha puesto en marcha un programa comunitario para promover la independencia energética.

"Cuando llueve mucho y cuando hace un poco de viento se va la luz bien rápido", dice a la AFP esta mujer de 60 años que siempre ha vivido en Adjuntas, donde los apagones forman parte del día a día.

El devastador huracán María de 2017 que destruyó infraestructuras, entre estas la red eléctrica dejando sin luz a partes de la isla durante cerca de un año, no hizo más que agravar el problema.

La red eléctrica se privatizó en junio de 2021 en un aparente esfuerzo por resolver el problema de los perennes apagones. Pero los cortes persisten: el año pasado, Puerto Rico experimentó apagones masivos en abril y también en víspera de Año Nuevo.

"No es normal", dice Medina Guzmán, mientras un equipo instala la batería que pronto almacenará la energía solar.

- Una luz en el huracán -

Al igual que en el resto de la isla, Adjuntas quedó a oscuras cuando pasó el María, pero en la plaza principal de la ciudad una casa rosa de la década de 1920 fue un faro de luz.

Era Casa Pueblo, el núcleo de una organización comunitaria sin fines de lucro centrada en la protección del medioambiente y el apoyo a la comunidad, que se convirtió en un refugio tras la tormenta gracias a sus paneles solares.

Ahí, los habitantes cargaban sus dispositivos electrónicos y podían conectar equipos médicos como máquinas de oxígeno.

Las torres de las empresas de celulares y las líneas eléctricas fueron destruidas, pero la estación de radio comunitaria de Casa Pueblo siguió funcionando, convirtiéndose en una fuente vital de información en la ciudad montañosa.

Casa Pueblo nació en 1980 por iniciativa de un grupo de ciudadanos para acabar con la minería a cielo abierto en la región.

Tras el éxito logrado, la organización floreció hasta convertirse en un modelo de independencia energética desde la comunidad, en una isla frecuentemente azotada por crisis económicas y desastres naturales.

"La aspiración nuestra no es solamente una transición tecnológica de combustibles fósiles al sol. Sí, necesitamos producir energía limpia y renovable, pero nosotros aspiramos a una transformación, a una transición ecosocial justa", dice el director de Casa Pueblo Arturo Massol Deya, biólogo de formación.

"Y eso significa que la infraestructura energética esté en manos de la gente", agrega Massol Deya, cuyos padres fueron cofundadores de Casa Pueblo.

- Inicio del cambio -

Casa Pueblo ha propiciado que poblaciones vulnerables tengan control sobre su propia energía y ha distribuido lámparas y refrigeradores solares, especialmente en comunidades rurales.

Con más de 400 proyectos en total, ha ayudado a instalar paneles solares en casi 300 hogares y también en empresas.

Massol Deya dice que esas iniciativas se financian principalmente con donaciones locales y filantropía.

Sus microrredes, un sistema de energía localizado, están interconectadas y son autosuficientes. Y el excedente de energía lo venden.

Eso es particularmente importante ya que la electricidad en la isla cuesta el doble que en la parte continental de Estados Unidos, según datos de la Administración de Información de Energía estadounidense.

El sistema tradicional es "un modelo unidireccional, de explotación, monopolístico, dictatorial", dice Massol Deya, lo que se traduce en "una inseguridad energética".

Según el gobierno, cerca del 10% de los hogares puertorriqueños tienen actualmente paneles solares, aunque ese número incluye solo estructuras con acuerdos de medición. Muchas más viviendas con paneles no participan en ese programa o funcionan fuera de la red.

Sergio Rivera Rodríguez forma parte de un equipo de investigadores académicos que estudian el impacto en la salud pública de la seguridad energética en poblaciones como las de Adjuntas.

El modelo Casa Pueblo podría ser exitoso en otros lugares, dice a la AFP. "Creo que está marcando la diferencia; por supuesto, es solo un municipio", dice, aunque "los cambios estructurales llevan años".

W.Lejeune--JdB