Indonesia y Sri Lanka en vilo por pronósticos de lluvias tras las devastadoras inundaciones
Las previsiones de nuevas lluvias para este jueves alimentan los temores de más destrozos en Indonesia y Sri Lanka, aún afectadas junto a otros países asiáticos por inundaciones devastadoras que dejan más de 1.500 muertos.
Una torrencial temporada monzónica, a la que se sumaron dos inusuales ciclones tropicales, desencadenó desde la semana pasada intensos aguaceros en zonas remotas indonesias y esrilanquesas, además de afectar el sur de Tailandia y el norte de Malasia.
En Indonesia, la agencia meteorológica advirtió que las tres provincias más afectadas de la turística isla de Sumatra sufrirán más lluvias "moderadas a intensas" entre el jueves y el viernes.
Las precipitaciones comenzaron durante la noche y, aunque no han alcanzado la misma intensidad que en días anteriores, tienen en vilo a una región devastada por las crecidas repentinas y los aludes.
"Tememos que, si llueve de repente, vuelva a producirse una inundación", declaró Sabandi, de 54 años, a la AFP en un refugio en Pandan, en el norte de Sumatra.
El número de víctimas mortales en Indonesia ascendía el jueves a 776, una cifra ligeramente revisada a la baja con respecto al día anterior, a medida que llega información de zonas remotas e inaccesibles.
Más de 560 personas siguen desaparecidas, y las comunicaciones y el suministro eléctrico irregulares dificultan la confirmación de su paradero.
A las afueras de Sibolga, una ciudad costera del norte de Sumatra casi aislada del mundo debido a los daños en las carreteras, cientos de personas se agolpaban el miércoles frente a un almacén.
"Nunca habíamos visto algo así en Sibolga", aseguró a un equipo de la AFP en el lugar Nur Apsyah, que esperaba con sus padres mientras soldados supervisaban la distribución de arroz ante denuncias de saqueos.
"Ya no hay comida, se acabó el dinero, no hay trabajo. ¿Cómo vamos a comer?", cuestionó la joven de 28 años.
- Sin pegar ojo -
Mientras que en toda Asia los monzones estacionales traen las lluvias de las que dependen los agricultores, el cambio climático está haciendo que el fenómeno sea más errático, impredecible y mortal en la región.
La magnitud del desastre de este año ha dificultado las labores de socorro.
En la ciudad indonesia de Banda Aceh, un reportero de la AFP dijo que la fila para obtener combustible en una gasolinera se extendía cuatro kilómetros.
El gobernador provincial dirigió un grupo de socorro a la devastada región de Aceh Tamiang el miércoles por la noche, donde entregó 30 toneladas de artículos de primera necesidad, como agua potable, arroz, fideos instantáneos, galletas, huevos y medicamentos, según un comunicado.
En la cercana localidad de Langsa, Erni, de 49 años, se refugió con su familia en una sala de oración islámica.
Habían recibido suficiente agua potable y ayuda alimentaria para unos días, pero los cortes de electricidad y el acceso hídrico irregular dificultan la limpieza, dijo.
"El armario, la mesa, el refrigerador... todo está destrozado", contó a la AFP. "Sinceramente, no podemos dormir, pensando constantemente en qué pasaría si volviera la inundación".
- "Este pueblo ahora es un cementerio" -
En Sri Lanka, los meteorólogos anunciaron que el monzón del noreste llegará a partir del jueves por la tarde.
Se renovaron las alertas por deslizamientos de tierra para la región central y se aconsejó a los residentes que no regresaran a sus hogares, ya que las laderas, ya saturadas, podrían derrumbarse con más lluvias.
Sin embargo, algunos buscaban a los desaparecidos el jueves en el pueblo de Hadabima, donde se han recuperado 18 cadáveres de seis casas arrasadas por los deslizamientos, informó a la AFP el superviviente VK Muthukrishnan.
En ese punto, seis personas seguían desaparecidas, dijo el electricista de 42 años.
"Ya no podemos vivir aquí porque este pueblo ahora es un cementerio", dijo Muthukrishnan.
Al menos 479 personas han muerto en Sri Lanka y cientos siguen desaparecidas, por lo que el presidente ha pedido ayuda internacional.
Las autoridades calculan que necesitarán hasta 7.000 millones de dólares para reconstruir viviendas, industrias y carreteras, mientras el país aún se recupera de la peor crisis económica de su historia.
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E.Janssens--JdB